09 marzo, 2016

De gente sin vergüenza y leyes que son una burla


Bien, vamos a ver…intentaré ir por partes para que no se hagan bolas y puedan entender este artículo al completo.

Primeramente, decir que aparte de mi ceguera, tengo una enfermedad llamada Lupus, la cual afecta mi sistema nervioso. Esto me hace cuidarme del sol, saber trabajar el estrés, no desvelarme entre otras cosas. De igual forma, hará cosa ya de un año que me diagnosticaron epilepsia en el lóbulo temporal, lo cual, es un poquito más complicado de explicar.

En resumen, los síntomas que presento cuando me da un ataque son: alucinaciones, dolor de cabeza, contracción de los músculos, (cosa que duele como el mismísimo infierno, por cierto) irritabilidad, aturdimiento, fatiga, y en general, tengo una seria incapacidad para tolerar los ruidos fuertes, porque son estos los que en su mayoría, me disparan los ataques.

Ahora sí, pasemos al meollo del asunto.

Soy de las que no se auto compadece. Soy, de las que se ha abierto camino a codazos, entronconazos con la gente y tropezando y cayendo más de una vez, pero siempre volviéndome a levantar. Si se me presenta un obstáculo busco resolverlo, hacer las cosas por mí misma. En la universidad, por ejemplo, si teníamos que leer un libro lo buscaba en PDF por todos los medios para tener acceso a él. Con la PC, intento ingeniármelas para utilizarla como cualquier otra persona, ya que el lector de pantalla no siempre puede acceder a todas las páginas a las que necesito entrar. Si cuando tengo un evento tengo que subir escaleras lo hago y punto. Si me estrello contra algo me sobo el madrazo y ya está.

Pero lo cierto es, que ahora con lo de la epilepsia, mi vida se ha visto bastante limitada, ya que no soporto la gran mayoría de los ruidos. Si tengo que salir a la calle, e incluso a reuniones familiares con poquita gente, tengo que tomar una bomba de medicamento que me droga los sentidos y el cerebro, a fin de no tener una crisis. Paso la mayor parte de los días encerrada en mi casa, pero he encontrado cosas que hacer, aunque no me reporten ninguna remuneración económica, yo las hago con todo el entusiasmo y el gusto, porque de eso a quedarme viendo como pasa la vida, prefiero hacer eso. Tengo un título en psicología que no puedo ejercer por lo mismo (lo cual me parece una ironía tremenda, porque me maté estudiando), me han publicado cuentos y hasta tengo una novela en papel, pero nada de eso me da para comer, porque mi novela fue autopublicada, lo que quiere decir que yo pagué el tiraje, es más, ni lo pagué yo, sino uno de mis tíos. O sea, que mi madre me sigue manteniendo, y eso sí me avergüenza y me encabrona. Pero bueno, la vida es como es y qué le vamos a hacer.

Empero, y a pesar de que me siento muy orgullosa de mis pocos o muchos logros, me ha ocurrido algo que no solo me parece irónico, sino una mentada de madre.

Y es que mi santo y virginal padre se ha atrevido a demandarme. Resulta que él nos pasaba una gran, descomunal pensión de cinco mil pesos para mi hermana y para mí (quien sigue en la universidad, una universidad privada, además), pero como se enfermó (várices esofágicas, principios de cirrosis) por tomar agua pura y alimentarse sanamente (nótese el sarcasmo), pues ahora ya no quiere pagar nada. Al fin y al cabo, pobrecito, tiene que dejar de beber y comer tantas porquerías grasientas…ah, y además alega una insuficiencia cardiaca que no le noto por ningún lado, para más, mi abuela que en paz descanse sí que no podía respirar (culpa del cigarro, gente, no fumen) y no se andaba con jaladas. ¡Pero eso sí! El señoritingo sigue saliendo de parranda, se va a comer tacos de puerco todos los fines de semana y, para recalcar, él si puede trabajar a diferencia mía.

Pero vaya, cinco mil pesos…es una miseria, ¿a que sí?

Lo que ha colmado el vaso de mi paciencia y mi cariño incondicional de hija ha sido el descaro. Ese descaro de que como su hija es brillante, tiene un título y además ya publicó un libro (no mencionó lo de la epilepsia porque no, eso no le conviene al hombre), entonces no necesita de él, quien sí se está muriendo y que ya no puede pasarle pero ni un céntimo. Esa poca vergüenza para poner en mi contra todo lo que he logrado partiéndome la madre y sin él (cosas que yo le compartí por imbécil, porque es mi padre y quería que se sintiera orgulloso de mí), pero eso sí, sin argumentar ni tener un poquito de consideración con el hecho de que puñeteramente no puedo percibir un ingreso monetario por una enfermedad que no pedí. Y todavía tiene el descaro de llamarme y decir que me quiere mucho…qué poca madre, con todo el respeto.

¿Y por qué yo no demando?

Pues ahí va la otra parte interesante: resulta que legalmente, solo se considera discapacitados a quienes presentan alguna incapacidad mental. O sea, que ya me jodí.

Ahora entiendo muchas cosas: porqué hay tanta gente pidiendo limosna en las calles, porqué los discapacitados no quieren salir adelante, porque corren el riesgo de que sus padres o tutores se caguen en ellos después, ya que encima, no hay ley que proteja a los que están en silla de ruedas, ciegos, sordos, con parálisis en alguna parte del cuerpo…Pero eso sí, al gobierno le encanta tomarse fotos con nosotros, decir que regalaron no sé cuántos bastones y silla de ruedas. Es una burla. Chingaderas, como diríamos en mi pueblo.

No voy a demandar porque no tengo dinero para un abogado, porque las leyes en México son una mierda y porque francamente, presentarse en los juzgados (cosa que para hacer, tendría que estarme drogando a cada rato) es tan desgastante, ya lo viví con el divorcio de mis padres, y te tratan mal, te gritan y te humillan, y encima los jueces se venden al mejor postor.

Pero necesitaba decirlo. Y pedirle a todos esos padres a los que les importa un pepino sus hijos… (Con discapacidad o sin ella), que por favor, no sean tan canallas como el mío. Si en verdad los quieren, muestren un poquito de consideración. El cariño no solo se dice de dientes para afuera, se demuestra. Los hijos aprendemos a amar incondicionalmente a los padres, desde pequeños ellos son nuestros héroes, y no tienen idea de lo horrible que es el que esa persona a la que tú tanto quieres se cague en ti. Por favor, les suplico no lo hagan.

Y respecto a las leyes de México…métanselas por donde mejor les quepa.

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